¡Y brincó de repente!
¡Y saltó de mi corazón!
lo que anhelado por mucha gente
lo sentimos tú y yo.
Ese amor que saltó de mi pecho
a tu pecho florecido,
a tu pecho descubierto
a tu pecho encendido.
El día era bello,
el día era hermoso.
Sentí la acaricia de tu pelo
y de tus labios carnosos.
El tiempo pasó como la paloma
que al escuchar tus suspiros
se alejó de nosotros
diciendo adiós con sus alas.
Yo volví a besarte
y miré la luz del día en tus ojos,
y me miré yo mismo
y me volví a perder en tus labios rojos.
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